Hipo: causas y remedios
El hipo, denominado médicamente como singulto, es ese sonido inspiratorio que sucede cuando el diafragma se contrae de forma involuntaria. Los ataques de hipo pueden resultar muy molestos e incómodos y aunque es posible que no tengan una causa aparente, sí que hay ciertos factores que pueden aumentar las probabilidades de que aparezca. Así mismo, no siempre es fácil hacer desaparecer esta condición de forma rápida y aunque tiende a desaparecer por sí sola, hay ciertas medidas que se pueden llevar a cabo para acelerar su eliminación. En Remedios-Naturales.org te explicamos con todo detalle cuáles son las causas y los remedios naturales para el hipo.
Causas del hipo
El hipo se origina cuando el diafragma, que es el músculo que se ubica en la base de los pulmones, se contrae de forma brusca haciendo que se tenga que inspirar fuertemente, lo cual provoca que las dos aperturas situadas entre las cuerdas vocales se cierren y se emita el característico sonido del hipo.
Para comprender mejor por qué se da el hipo, es importante entender el funcionamiento del diafragma en el proceso de la respiración. Este músculo baja cuando la persona inhala para llenar de aire los pulmones y, por el contrario, sube cuando exhala para expulsar el aire; y cuando esto se altera y el diafragma sube o baja más rápido de lo normal, se produce una respiración distinta que da lugar al padecimiento del hipo.
Se trata de un trastorno que, por lo general, no resulta peligroso para la salud, excepto en un pequeño porcentaje de los casos en los que se vuelve persistente, y que desaparece de forma espontánea al cabo de unos minutos. Se ha señalado que los siguientes factores pueden contribuir en la aparición del hipo:
- Comer en exceso o de forma muy rápida.
- Consumir bebidas alcohólicas en exceso.
- Consumir alimentos picantes o muy condimentados.
- Irritación del diafragma.
- Pasar por un estado de nerviosismo o excitación.
- Alteraciones del estómago.
- Cirugía abdominal.
- Toma de algún medicamento que cause hipo como efecto secundario.
Acudir el médico si...
Como se ha apuntado en el apartado anterior, el hipo es un trastorno frecuente que no reviste gravedad alguna en la mayoría de casos. Ahora bien, si se da un caso excepcional en el que el hipo se vuelve persistente y no remite de manera espontánea, será fundamental acudir al médico inmediatamente ya que podría ser síntoma de una enfermedad o patología subyacente de carácter grave. Así, es importante consultar con un especialista si:
- El hipo no desaparece por sí solo después de un día o imposibilita la realización de acciones básicas como comer, beber o dormir.
- Se presentan dificultades para respirar adecuadamente.
- Se experimenta hinchazón o inflamación estomacal.
- Además de hipo, se presentan otros síntomas.
Ante tales situaciones, el diagnóstico médico resulta indispensable ya que el hipo podría ser un indicador de problemas gástricos, torácicos, metabólicos o neurológicos. En algunos casos, es síntoma de afecciones como úlceras estomacales, esofagitis o pancreatitis.
Técnicas de respiración y ejercicios
A pesar de que no existen medidas para detener el hipo que estén demostradas científicamente, hay algunas técnicas y remedios naturales a los que se pueden recurrir para ayudar a eliminarlo de forma más temprana.
Una de ellas es la realización de técnicas de respiración, pues existe la teoría que afirma que la causa del hipo es una baja de dióxido de carbono en la sangre. Para ello, se recomiendan ejercicios de respiración como el siguiente: aguantar la respiración unos segundos y, luego, volver a respirar lentamente controlando el ritmo. Otra sencilla medida es la de respirar de forma repetida y continuada dentro de una bolsa de papel; no se debe hacer esto en más de 4 o 5 ocasiones ya que en exceso podría causar mareos.
Por oto lado, se puede tratar de frenar el hipo mediante ejercicios que ejerciten el diafragma y ayuden a calmarlo, pues es su contracción brusca lo que daría lugar a esta condición. Pueden dar buenos resultados los siguientes movimientos.
- Tumbarse boca arriba en una posición cómoda y relajada, llevar las rodillas hacia el pecho sosteniéndolas con las manos y mantener la postura durante unos dos minutos.
- Colocado de pie, agacharse hacia delante doblando la espalda hasta llegar a tocar los dedos de los pies. No es recomendable forzar la columna vertebral en exceso en este movimiento.
- Aguantar la respiración unos segundos y estirar los brazos hacia arriba intentando tocar el techo o manteniéndolos apoyados en el marco de una puerta.
Remedios naturales para quitar el hipo
Además de los métodos anteriores, hay otras sugerencias comunes que pueden servir para quitar el hipo también de forma natural. Es importante tener en cuenta que la eficacia de los siguientes trucos no está comprobada y que existe la posibilidad de que ofrezcan buenos resultados o no. Los que se llevan a cabo con más frecuencia para detener esta molesta condición son:
- Beber un vaso grande de agua fría de forma rápida.
- Comer una rodaja de limón, a la cual se le puede agregar un poco de azúcar para mejorar el sabor de esa fruta.
- Comer una cucharada de miel, de azúcar o de manteca de caca. Dejarla en la boca unos segundos y, seguidamente, tragar sin masticar.
- Chupar un trozo de jengibre.
- Tomar un poco de vinagre.
- Taparse los oídos durante 30 segundos.
- Recurrir a la risa, pues hay quien asegura que los cambios de respiración que se producen mientras se ríe pueden ayudar a solucionar el problema del hipo.
El hipo en bebés
El hipo puede darse en personas de todas las edades pero es mucho más frecuente en niños, especialmente en bebés menores de seis meses debido a la inmadurez del sistema nervioso y digestivo. Suele aparecer cuando el bebé ingiere una cantidad excesiva de leche, traga aire, retiene gases o experimenta cambios bruscos de temperatura.
No se deben utilizar remedios naturales ni técnicas caseras como las mostradas anteriormente para detener el hipo en bebés, pues podrían ser contraproducentes para su salud. Es importante esperar a que el hipo desaparezca de forma espontánea o consultar con el pediatra si es algo frecuente o prolongado.
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